El masaje facial tiene muchos beneficios. Además de aportar una sensación de bienestar también mejora el aspecto del rostro, favorece la circulación y previene el envejecimiento. En este artículo hablaremos de los beneficios principales del masaje facial, además de su significado y función. Y si quieres especializarte y conocer los principios y fundamentos del masaje estético, no dudes en realizar nuestro Postgrado Experto en Masaje Estético, Manual y Mecánico.
¿En qué consiste el masaje facial?
El masaje facial es un tratamiento de belleza que abarca un conjunto de técnicas basadas en manipulaciones manuales sobre el cutis. Por lo general, se realizan pequeños movimientos sobre el rostro, aplicando diferentes grados de intensidad, superficial o profunda. También incluye fricciones, presiones, pellizcos y amasamientos. Todo esto, teniendo en cuenta los beneficios que se desean obtener. Por ejemplo, puede ser para fines de relajación, sedantes, para activar la circulación, tonificar la musculación, etc.
Este tipo de masaje consigue efectos asombrosos y de forma totalmente natural. Proporciona una sensación placentera, de relajación y confort ya que relaja los músculos de la cara, mediante movimientos suaves y constntes. Y, además, también calma, ayuda a cuidar la apariencia del rostro y reduce las tensiones del día a día.
Tiene como propósito conservar la elasticidad y firmeza de los tejidos cutáneos y musculares el mayor tiempo posible. De esta manera, el rostro puede permanecer con una apariencia juvenil y bonita. Por lo tanto, podemos decir que no sólo tiene fines estéticos sino también terapéuticos.
¿Cuáles son los beneficios del masaje facial?
El masaje facial aporta múltiples y grandes beneficios que contribuyen al bienestar de la piel de las personas. Además, dependiendo de la finalidad de la terapia, este masaje puede combinarse con otros tratamientos de belleza. Por ejemplo, la aplicación de una mascarilla específica, una limpieza de cutis o como preparación para el maquillaje.
A continuación, se destacan los más comunes:
- Ayuda a relajar el cuerpo y mente, por lo que está indicado para tratar casos de estrés y ansiedad. También es una forma de mejorar el estado de ánimo.
- Contribuye a mejorar la tonificación muscular del rostro.
- Activa la circulación sanguínea y la oxigenación de los tejidos cutáneos. Es decir, promueve la transportación de oxígeno en las células cutáneas y estimula la producción de colágeno. Esto permite conseguir una piel más joven, libre de arrugas y con más brillo.
- Elimina las bolsas en los ojos, las ojeras y las líneas de expresión.
- Evita y alivia las tensiones acumuladas de la vida diaria que se reflejan en la expresión facial.
- Mejora la circulación linfática y, por lo tanto, elimina las toxinas responsables de las imperfecciones en la piel.
- Mejora el contorno facial.
- Aumenta la producción de glóbulos rojos.
- Acelera la regeneración del cutis y le devuelve su elasticidad, firmeza, tersura y aspecto sano, ya que, como cualquier otra parte del cuerpo, el rostro también puede sufrir de flacidez. Así contribuye a mantener un rostro con aspecto fresco, luminoso y rejuvenecido.